Los planes de salida de Telefónica de la región exponen los desafíos de sostenibilidad del sector 

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Cambios regulatorios constantes, espectro caro, la inestabilidad política y económica de algunos países y una creciente competencia, llevaron a Telefónica a cuestionarse su exposición en América Latina, a cambio de enfocarse en sus mercados más rentables como Brasil y Alemania. Ahora, bajo un nuevo liderazgo patrocinado por el gobierno español, los rumores resuenan más alrededor de la posible salida de la empresa de importantes operaciones como Perú, Colombia, Argentina y México, y la venta adicional de algunos activos en España y Reino Unido.

La posible salida de Telefónica de varios mercados latinoamericanos es un reflejo de los crecientes desafíos que enfrentan los operadores de red en la región. Esta situación envía una señal de alerta sobre el entorno de negocios y la urgencia de revisar los marcos regulatorios para fomentar un ecosistema más atractivo.

Desde 2019, José María Álvarez-Pallete, entonces presidente ejecutivo de Telefónica, aseguró que la compañía cambiaría su posición en América Latina después de 30 años de presencia en la región. Esto llevó a la creación de la filial Hispam, que asumiría las operaciones de toda América Latina, con excepción de Brasil.

Nuestras operaciones en Hispanoamérica eran hasta hace unos años el motor de crecimiento de la compañía. Sin embargo, las condiciones particulares en estos mercados han impactado en la evolución de nuestros negocios, mermando su contribución en los últimos años por distintos motivos (entorno macro y regulatorio, mayor presión competitiva, una escala insuficiente o la volatilidad de las divisas), a pesar de los enormes esfuerzos de los equipos locales, que siempre han mostrado un fuerte compromiso”, dijo entonces el directivo.

A partir de esta decisión, inició el proceso de “modular nuestra exposición a la región” y “maximizar su valor”, lo que en otras palabras significaba reducir gradualmente la presencia del operador y buscar potenciales compradores para capitalizar sus activos en busca de nuevos recursos financieros, que eventualmente le permitirían invertir en mercados más rentables y alcanzar sus objetivos de reducción de deuda.

Las primeras acciones de la nueva estrategia llevaron a la venta de Guatemala a América Móvil en 2019, y de Nicaragua y Panamá a Millicom en el mismo año. En 2020 se concreta la venta de Costa Rica a Liberty Latin America, y en 2021, finalmente vende El Salvador a un grupo local de inversores, lo que marca la salida total del operador español de Centroamérica.

Telefónica continuó buscando la capitalización del resto de sus operaciones en la región, en las que en algunos casos al no encontrar comprador, decidió vender parte de su infraestructura incluyendo torres y redes de fibra óptica en países como Chile y Perú, además de devolver todo su espectro radioeléctrico en México, donde el pago de derechos al Estado por acceso al recurso era insostenible.

Tras estas acciones, pareciera que Álvarez-Pallete había logrado su objetivo, modular su exposición a la región, y mantener un nivel estable de ingresos pese a la venta de diversas operaciones. Los analistas estiman que los ingresos de Hispam en 2024 podrían elevarse en 1.5 por ciento. Sin embargo, la obtención de beneficios aún podría ser cuestionable, al considerar que el consenso también estima una caída del EBITDA de 8.5 por ciento para todo el 2024 en la región, que se suma a la caída de 22.9 por ciento de su resultado operativo en 2023 (OIBDA).

Los resultados de Hispanoamérica contrastarían con el buen desempeño de la operadora en Brasil, donde mantiene una relevante participación del 40 por ciento en el mercado móvil, y que destaca por su fuerte crecimiento del segmento pospago, que ya representa el 84 por ciento de los ingresos móviles de la filial, asegurando una mayor estabilidad y rentabilidad. La filial opera con un margen EBITDA superior al 40 por ciento, lejos del 18 por ciento consolidado de las operaciones hispanoamericanas. Además, en este país acompañaron las decisiones regulatorias con una subasta 5G con un espectro accesible, una la ley de antenas que facilitó el despliegue, la ampliación de duración de la licencia y renovación automática de espectro.

Cabe señalar también que la perspectiva financiera de todo el grupo Telefónica no está en su mejor momento, ya que la propia empresa estima un crecimiento de sus ingresos de apenas un uno por ciento anual en el periodo de 2023 a 2026, mientras que se espera que el EBITDA crezca anualmente alrededor de un 2 por ciento.

Al considerar este panorama y ante la amenaza de la entrada del grupo saudí STC como uno de los principales accionistas, el gobierno español ha decidido tomar cartas en el asunto para proteger a uno de sus campeones nacionales. El gobierno, liderado actualmente por la izquierda bajo el mandato de Pedro Sánchez, se ha asegurado una participación mayoritaria del 10 por ciento en el grupo de telecomunicaciones.

Tras lograr convertirse en el principal accionista de la compañía de telecomunicaciones, el gobierno español habría pedido la salida de Álvarez-Pallete de la dirección, para nombrar a Marc Mutra, quien asumió como presidente ejecutivo desde el pasado 18 de enero de 2025.

Murtra habría asumido la dirección de la compañía con intenciones de acelerar los esfuerzos de reducción de deuda, que hasta septiembre de 2024 sumaba un total de 28 mil 748 millones de euros. Aunque el gran logro de Álvarez-Pallete fue haber reducido el nivel de apalancamiento del grupo en casi la mitad durante su periodo de dirección, en años más recientes la estrategia se habría estancado.

Cabe señalar, que buena parte de esta reducción se logró precisamente con la salida de Telefónica de múltiples mercados, incluyendo Centroamérica, pero también a través de la venta de infraestructura pasiva en Europa. Los inversionistas y calificadoras han comenzado a cuestionar la capacidad del grupo de mantener su tendencia de reducción de deuda, mientras intenta mantener un nivel atractivo de dividendos para grandes inversores.

Los dividendos pagados por Telefónica ascendieron a más de 2 mil 100 millones de euros en 2023, mientras que su flujo de caja libre fue de alrededor de 2 mil 300 millones de euros, “lo que demuestra que su dividendo está cubierto por la generación de efectivo”, advierte un análisis de Seeking Alpha.

“Este podría ser un nivel sostenible a largo plazo si el apalancamiento financiero de la empresa fuera fuerte, pero no es el caso. El ratio deuda neta/EBITDA de Telefónica era de 2.76x a finales de septiembre pasado, mientras que su objetivo es alcanzar una ratio de apalancamiento de entre 2.2 y 2.5x para 2026. Por lo tanto, Telefónica necesita retener los flujos de efectivo para reducir sus niveles de deuda en los próximos dos años, ya que no se espera que el EBITDA crezca mucho durante este período”, añade.

En medio de estos desafíos para el grupo, Murtra se habría encontrado con un panorama complejo en las operaciones de Hispanoamérica, incluyendo la consolidación del populismo en países como México, Argentina y Colombia, además de un cambio de política más agresiva desde Estados Unidos hacia la región (y el mundo) tras el nombramiento de Donald Trump, que en conjunto podrían representar un riesgo a largo plazo para las operaciones del grupo.

Lo anterior, se suma a los problemas crónicos del sector de telecomunicaciones en América Latina, caracterizadas por ingresos por usuario (ARPU) bajos, inestabilidad económica y cambiaria, además de ambientes regulatorios poco favorables para la inversión: espectro caro, falta de autonomía del regulador y trámites engorrosos para despliegue de infraestructura.

Tampoco se debe olvidar que el grupo enfrenta desafíos particulares en cada uno de los países donde tiene presencia, tales como una pesada deuda con el fisco y acreedores en Perú, la prohibición de no poder ofrecer otros servicios en Uruguay, la inestabilidad política y económica de Venezuela, y el ambiente inflacionario de Argentina (recién bajo control con Javier Milei) y la restricciones del mercado cambiario.

Aún antes de la salida de Álvarez-Pallete, Telefónica ya había barajado la posibilidad de vender algunas de sus operaciones en Hispam, empezando por Colombia, donde ha enfrentado un fuerte ambiente competitivo. El grupo buscaba aprovechar el reciente cambio de dirección de Millicom, grupo de telecomunicaciones que en los últimos años consolidó su presencia en la región y que podría estar interesado en nuevas oportunidades.

Tras la llegada de Murtra, los rumores sobre la posible salida de Telefónica de algunas de sus operaciones de Hispanoamérica se habrían intensificado. Ya que buena parte de la infraestructura pasiva en América Latina habría sido vendida u operada bajo joint-ventures con otros grupos de inversión para obtener recursos destinados a la reducción de deuda, lo que quedaría es echar mano del resto de activos en la región.

Mientras que Telefónica no ha confirmado nada de manera oficial, los rumores apuntan, buena parte de ellos publicados en medios españoles, a que la intención de Murtra se centraría en concretar la venta de alguna de sus operaciones antes de la próxima junta de accionistas que se realizará tan pronto como en primavera.

Supuestamente, las pláticas más avanzadas serían precisamente la venta de sus operaciones de Colombia a Millicom, donde este grupo también espera adquirir la participación que no controla de Tigo al gobierno colombiano. Millicom se consolidaría así como el segundo operador más grande del país suramericano, tan solo detrás de Claro de América Móvil.

Los medios españoles también aseguran que Telefónica contrató los servicios del banco JPMorgan y el despacho de abogados White&Case para concretar la venta del negocio en México. El país ha sido un desafío particular para el grupo español, donde debía enfrentar al incumbente Telcel, y un pesado ambiente regulatorio con altas tasas de pago por el espectro radioeléctrico.

De tal forma, no está claro quién podría ser el candidato para la compra, que actualmente tendrá que enfrentar cambios regulatorios importantes, como la desaparición del regulador autónomo, y una nueva participación directa del gobierno en el mercado de telecomunicaciones con servicios altamente subsidiados.

Por otro lado, Telefónica también estaría en proceso de vender su filial en Argentina, valorada en 750 millones de euros. Los rumores indican que esta operación podría venderse en un “paquete” con el negocio de Uruguay, valorado en 400 millones de euros. Algunos de los nombres que sonaron para estas filiales son Telecom Argentina, aunque enfrentaría desafíos de concentración, y Vrio, del Grupo Werthein, dueños de las operaciones de Directv. 

Según El Observador, el grupo español buscaría un total de 2 mil 700 millones de euros por sus operaciones de Colombia y Argentina.

Aunque América Móvil ha sido nombrado como uno de los principales candidatos para adquirir la filial argentina, recientemente Daniel Hajj, CEO de la empresa mexicana, negó que estuvieran en negociaciones, aunque aseguró que siempre están abiertos a buscar posibles “sinergias”.

Por otro lado, el anuncio de venta de Telefónica no se limitaría a las operaciones latinoamericanas, sino que también estarían incluidos algunos de sus activos restantes de infraestructura pasiva en Europa, incluyendo Reino Unido y España. En Reino Unido, donde mantiene una participación del 50 por ciento en VMO2, buscaría crear una joint-venture de infraestructura de fibra que vendería una parte a grupos de inversión; al mismo tiempo que en España se rumora que podría vender parte de su participación en Fiberpass.

Es claro que las acciones de Murtra se encaminan a reducir significativamente la exposición al riesgo para la operadora, además de desprenderse de algunas operaciones con bajas perspectivas de crecimiento. Telefónica, al igual que otros operadores del sector, se ha enfocado en buscar crecimiento a través de otras iniciativas en el sector digital, como la oferta de servicios de Nube, seguridad y conectividad para industrias, que requerirán también fuertes montos de inversión si la operadora pretende transicionar a nuevos modelos de negocio.

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