
“Toda civilización se considera a sí misma el centro del mundo y escribe su historia como el drama central de la historia humana.” Samuel P. Huntington.
La toma de posesión de Trump como presidente de Estados Unidos marca la inflexión que hacía falta en este mundo de autoritarismos. La respuesta americana está en el mundo digital.
El autoritarismo de derecha e izquierda viene con una sola capacidad: llevar cualquier conversación al extremo. No es una conversación de matices, sino de luz y sombra. Tienen urgencia por resultados y poca paciencia para el debate.
En el mundo digital, el centro del debate está en el ejercicio de los derechos humanos y políticos en este ecosistema. Pero, ¿qué pasa si el debate local se extiende al mundo? ¿Cuáles derechos humanos imperan? ¿La libertad de expresión se aplica de acuerdo a los valores europeos, norteamericanos o latinoamericanos?
La palabra “derechos humanos” se ha vuelto como la palabra democracia, un concepto polisémico que se interpreta de forma distinta en todas las geografías y épocas.
Europa. Regula el mundo digital y persigue las Big Tech en materia fiscal, libertad de expresión, competencia económica, protección al consumidor, datos personales, derechos digitales, creó una ley de mercados y servicios digitales y ahora regula la Inteligencia Artificial (IA). Los derechos humanos son a la europea. Les ha aplicado multas que suman miles de millones de dólares. Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en un viaje a EE. UU., visitó a los CEOs de las Big Tech y se dedicó a invitarlos a cumplir las rígidas y complejas leyes de Europa, y al mismo tiempo a invertir. Las Big Tech sienten el asedio de Europa.
Inteligencia Artificial. Hablar de Inteligencia Artificial en el contexto político global actual, significa hablar de conceptos polisémicos, donde esta materia se comprende de forma distinta en Europa, Estados Unidos, China y América Latina. El concepto Inteligencia Artificial se transforma en ideología, poder político, miedo y deseo.
La regulación del mundo digital es producto de alianzas regionales y de visiones conjuntas. La estrategia global que busca regular la IA lo entiende y por eso todos quieren ser la plataforma de regulación de la tecnología digital y la IA.
Los esfuerzos globales en esta materia son los que lideran la OCDE, la Unesco, la ONUDI, la Alianza Europea de IA, la Alianza Global sobre la IA, el G7 y el grupo de Hiroshima; así como sendos documentos que ha expedido en la materia China (Ley General Reguladora de la IA y, en paralelo, la específica sobre IA Generativa) y el presidente Biden (Plan Estratégico Nacional de Investigación y Desarrollo de la IA, la Declaración de Derechos en materia de IA y la Orden Ejecutiva que ordena a las agencias federales eliminar el sesgo en el diseño y uso de la IA y proteger al público de la discriminación algorítmica). Mención especial es que el Consejo de la Unión Europea expidió el reglamento europeo de uso de la IA. Un reglamento de Inteligencia Artificial con 113 artículos, 13 anexos y casi 500 páginas. Un profuso documento que hay que estudiar con cuidado y una severa disciplina interpretativa comunitaria.
Trump. La geopolítica en su máxima expresión. Trump tomó posesión como presidente de Estados Unidos y nombró a Brendan Carr como presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Es un experimentado y poderoso comisionado de la FCC, pro industria de las telecomunicaciones y nacionalista.
El vicepresidente JD Vance es símbolo de “Hecho en América” y está asociado con algunos de los más importantes financieros de la tecnología digital: Steve Case (AOL-Time), Marc Andreessen (Netscape), Eric Schmidt (Google) y Peter Thiel (PayPal).
Trump nombró a Elon Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental. También seleccionó a otra camada de expertos en tecnología digital como Michael Kratos, exdirector Ejecutivo de Scale AI, al frente de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca; a Emil Michael, ex Uber, como subsecretario de Investigación e Ingeniería; David Sacks fue denominado “zar de la IA y las criptomonedas de la Casa Blanca”; Sriram Krishnan será asesor principal de políticas de Inteligencia Artificial en la Oficina Científica y Tecnológica de la Casa Blanca. La más poderosa presencia empresarial digital y pro mercado, en la historia de EE. UU.
La incorporación de los empresarios y poderosas empresas digitales al gobierno de Trump hablan de una visión conjunta, y esta es la respuesta a los diversos ataques que sienten del mundo. El primero fue Mark Zuckerberg, quien anunció: “La eliminación de los verificadores de hechos va a regular sólo los actos ilegales”. “Vamos a trabajar con el presidente Trump para hacer retroceder a los gobiernos de todo el mundo que están yendo tras las empresas estadounidenses y presionando para censurar”. “Los Estados Unidos tienen las protecciones constitucionales más fuertes del mundo en materia de libertad de expresión”. Contrario sensu, “Europa tiene leyes que institucionalizan la censura y hacen difícil construir algo innovador allá”. “Vamos a trasladar nuestros equipos de confianza, seguridad y moderación de contenido fuera de California y nuestra revisión de contenido de Estados Unidos a Texas”. “Restablecemos la libre expresión en nuestras plataformas”.
El presidente Trump mencionó un principio de superioridad científica y tecnológica al señalar: “Pusimos el conocimiento en manos de la humanidad”. Si Biden creó la Ley de Ciencia, Tecnología y Chips para una superioridad en IA y cómputo, Trump anunció que “vamos a enviar a nuestros astronautas para que planten una bandera de Estados Unidos en la superficie de Marte”. La tecnología de lo diminuto y la tecnología de lo espacial. La ciencia y la tecnología como herramienta de poder económico, geopolítico y soberanía digital.
En materia de Inteligencia Artificial, Trump manda dos mensajes al mundo:
1. Elimina la Orden Ejecutiva sobre Desarrollo y uso seguro, confiable y protegido de la IA de Biden.
2. Anuncia el Proyecto Stargate, una nueva empresa que pretende invertir 500 mil millones de dólares en los próximos cuatro años para construir una nueva infraestructura de IA para OpenAI en Estados Unidos.
Estados Unidos lleva dos gobiernos, Demócrata con Biden y Republicano con Trump, acelerando la investigación y desarrollo de la tecnología digital. Biden estaba invirtiendo más dinero que todo el proyecto de Kennedy para llegar a la Luna, con la Chips and Science Act, donde EE. UU. busca seguir liderando la tecnología de los procesadores cómputo en el mundo, particularmente por un principio de seguridad nacional y soberanía tecnológica. Ahora Trump quiere llegar a Marte y consolidar la superioridad tecnológica en IA, frente a China y el mundo. Estamos frente a dos gobiernos que le han metido anabólicos a su política de ciencia y tecnología como no se había visto nunca en la historia de nuestra civilización.
La superioridad de los valores jurídicos y derechos humanos de Estados Unidos sobre el mundo son el recurso de defensa de las empresas de tecnología digital ante el embate regulatorio global que sufren, y se subrayan cuando Trump señaló que “después de años de esfuerzos ilegales e inconstitucionales para restringir la libertad de expresión, voy a firmar una Orden Ejecutiva que pone fin a toda forma de censura, para restablecer la libertad de expresión”. Zuckerberg cambia Meta de California a Texas.
Este choque de civilizaciones había sido mencionado por Samuel Huntington hace décadas, y varios sinólogos, como el Dr. Arturo Oropeza, lo habían señalado sobre Estados Unidos y China, pero se confirma en el mensaje de Trump, que se extiende a las distintas regiones de occidente: ha comenzado el choque de civilizaciones y la materia del debate es la ciencia, la tecnología digital y los derechos humanos.
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